La fauna marina de Ibiza
Secretos del fondo del mar
Uno de los principales reclamos turísticos de Ibiza son sus playas y calas de aguas cristalinas, pero… ¿te has preguntado alguna vez quién habita en ellas? En el blog de azuLine Hotels te lo contamos.
La costa mediterránea ibicenca es una de las más fotografiadas del mundo gracias a la diversidad de tonalidades turquesas que tiene. Como ya os contamos en otro post anterior, esto se debe a la acción de la Posidonia, que además de dotar de increíbles tonalidades de azul y verde a nuestras aguas, sirve como un poderoso nutriente de las aguas.
En esta zona mediterránea podemos encontrar numerosas especies marinas, especialmente en los fondos rocosos y en las praderas de posidonia.
Ya que en la gran mayoría del litoral ibicenco nos encontramos pequeñas calas y cortados, podemos encontrar numerosas especies típicas de zonas rocosas como las morenas, los pulpos, calamares, cangrejos…
Alejándonos un poco de las rocas pero sin tener que irnos demasiado lejos, es muy común encontrar doradas, meros, caballitos y estrellas de mar, medusas, esponjas, etc.
En aguas más profundas encontramos especies de mayor tamaño y que además sirven de reclamo turístico. El más común y no muy difícil de avistar, es el delfín mular, muy presente en las aguas de Ibiza y Formentera. Este delfín se puede ver tanto desde la costa como desde una embarcación. También habitan pero en menor medida, delfines comunes o cachalotes.
Otro de los curiosos habitantes de estas aguas es la tortuga boba. Esta especie llega en primavera y se puede encontrar al sur de la isla de Formentera. Llegan desde Florida hasta Europa gracias a corrientes marinas y se quedan unos meses en las aguas que van desde el norte de África hasta las Baleares donde cuentan con el mayor número de población a nivel peninsular. En verano se las puede divisar a unas millas de Formentera tomando el sol en la superficie. Después, tras unos meses en “las Pitiusas”, vuelven a emigrar hacia el Atlántico.
Una especie que se ha catalogado que habitaba en estas aguas y que era muy común es la foca monje o “vell marí”. Muchos años atrás era muy común encontrar a esta especie en el mar mediterráneo y tanto es así que hasta los payeses utilizaban su excelente piel para fabricarse sandalias, sombreros y petacas para el frío invierno.
Hoy en día la situación es muy distinta y la foca monje está prácticamente extinta en todo el Mediterráneo. Se han descubierto recientemente cuatro ejemplares cerca de las costas de Mallorca y ya han comenzado las labores para su repoblación.
Esperemos que haya suerte y podamos volver a disfrutar de su belleza y simpatía.